lunes, 14 de noviembre de 2011

VALOR EDUCATIVO

SOBRE EL VALOR EDUCATIVO DE LOS CONTENIDOS DE LA EDUCACIÓN FÍSICA:
Esos contenidos que se han ido añadiendo desde tiempos remotos (S.XVIII) a la Educación Física acompañando su profesionalización, precisan una "justificación" de por qué y para qué forman parte del currículo oficial, ya no basta la tradición. Sin saber para qué hacemos las cosas, puede haber aprendizaje pero no educación. La justificación con sus argumentos y explicaciones da sentido a la enseñanza. Muchos colectivos a lo largo de la historia han atribuido a la Educación Física numerosas y diferentes funciones (socializadora), connotaciones y beneficios, sobretodo centrados en la "Educación de lo Físico", olvidándose de la dimensión intelectual, afectiva, moral o estética. Se ha pasado a la concepción deEducación a través de lo Físico”. Ahora debemos preocuparnos por las respuestas emocionales, las relaciones personales, los comportamientos de grupo, los aprendizajes mentales y otros resultados intelectuales, sociales, emocionales y estéticos. Los valores educativos no son buenos por sí, son buenos porque la intención es que sean buenos y positivos. Sin esta intención no podemos saber cómo resultarán, no podemos dejar a la espontaneidad el que termine siendo bueno, malo o neutro. El deporte como cualquier otra actividad humana puede terminar trasmitiendo valores deseables o no deseables. Sólo con la intención de influir positivamente pueden promoverse valores positivos y además de promover el conocimiento y la comprensión, debe realizarse en condiciones moralmente aceptables, según la ética profesional, incluyendo en todo ésto el juego que aunque se le presupone pureza infantil puede tener connotaciones muy negativas. Por tanto, los contenidos de la educación alcanzarán valores educativos si ofrece experiencias placenteras, satisfactorias, con clara intencionalidad educativa, cuidando las relaciones sociales y buscando condiciones morales aceptables. Sin estas condiciones es posible que nos encontremos con la sorpresa de no sólo no educar, sino de conseguir el resultado opuesto al que andamos buscando. Plantearemos las actividades en busca de resultados, ya clarificados de antemano, con sentido y objetivos y a todo esto lo llamamos “justificación”.

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